martes, noviembre 15, 2005

Cuando pasa de lado con arrogante andar, la muerte,
que tristeza es verla sin que ella se detenga a saludar
aunque sea por cortesía, pues preferiría que me extendiera su mano
o que la pasara por este mundo quebrado de vida y marchito.

Los campos arden en llamas que nadie decide apagar por algún temor
que no es simple pasajero quien nadie sabe de donde vino;
un joven herido, busca ser acariciado por la mano delicada
de la ninfa de pies descalzos, recostada sobre nubes aturdidas de luz
hiriente al admirar porque lo que ha sido, ahora es, una explosión
donde miles de espejos se quebraron, y mi sol que iluminaba ahora es miles
de trozos que alocadamente reflejan su luz sin sentido ni forma.

Con la armónica en las manos vi reflejado el mundo a través de su brillo,
busque campos de algodón donde había desiertos de arbustos espinosos,
corrí por un trago de agua donde las arenas saladas del un mar sereno,
solo envenenaron mi sangre, y quemaron mi corazón,
es en este momento cuando el hombre enfermo,
se levanta para buscar en las catacumbas,
a él, quien le prometió salvarlo, mas solo encuentra su propia desesperación,
la oscuridad lo ha cubierto y el paraíso no llega por ninguna parte.

1 comentario:

Alas rotas dijo...

Pero los fragmentos aun reflejan la luz... No hay oscuridad solo pequeños nubarrones.

te amo