martes, febrero 17, 2009

Fantasma.

Trato de revivirte,
que tu respiración retorne,
que las lágrimas de mi madre cesen
junto con su desesperación,
estoy cansado de estas agonías
de tantos ires y venires
sin encontrar respuestas.

Estoy clavando las manos
en las arenas del desierto,
tratando de combatir sin armas
y sin esperanzas,
escucho tus palabras
y dentro de ellas
la voz de la muerte que
intenta reclamarte como suyo.

Tu rostro se difumina
con cada latido irregular
de tu pecho que se acelera
cuando intentas caminar
dando tumbos por la marmoleada
tumba del pasado,
y en tu andar, los rostros
de los nueve se desvían
como palmeras
azotadas por el huracán,
también ellos están envueltos
en sombras.

Las cadenas no sirvieron,
la impotencia fluye sin
encontrar murallas,
y de los caballeros
que protegen el castillo
nada se ha sabido,
todo está oscuro
desde hace varias semanas;
el fantasma comienza a nacer,
la muerte ya celebra,
lágrimas ocultas queman
mi yelmo de papel,
no hay más que hacer
tan solo esperar,
y mirar hacia al horizonte
escudriñando en la nieve
de los volcanes,
donde se perdió el amanecer.

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