jueves, enero 20, 2011

Anoche soñé.

Anoche soñé que mi reloj se resquebrajaba,
quizá como este tiempo al que me aferro
en mutismos que escandalizan a las estrellas,
arrastrando sus horas malheridas
entre sombras sempiternas,
donde rondan dragones y súcubos.

Me volví un pasajero más de la noche,
persiguiendo a la luna
con todas sus visiones,
ávidas de un sorbo de su luz radiante,
tan imponente,
que sus lobos aparecen apenas brota.

Y en esa noche gris
he venido descubriendo las siluetas
de suspiros naufragantes,
mezclados con escombros de murallas
construidas en el fondo de los ventrículos,
allá donde el eco de mil voces nunca cesa.

Por fin mi reloj cae a pedazos,
el tiempo no es lo que sobra,
ni los lobos corren con mi "yo" salvaje
buscando la libertad en un aullido,
vagan hambrientos en la frialdad
de este invierno que nieva tu ausencia,
cantando a la luna versos grises
que la alumbren;
no tengo construidas catedrales
con cruces ajenas,
pero poseo un reino en la planta de los pies
donde florecen tus sonrisas
en campos abiertos,
en que caballeros
de armaduras relucientes
desfilan entonando tu nombre,
con un "Te amo", como punto final.

No hay comentarios.: