martes, junio 14, 2011

Caminar sobre la Sangre.

Para andar sobre la sangre,
hay que caminar descalzo
con pies de buitre,
y esconder el corazón en un “nosedonde”,
arrancarse los ojos
y teñir de negro el alma.


Para andar sobre la sangre,
hay que aniquilar todas las esperanzas
y patear a la razón con botas militares,
nunca pensar en soles brillando
ni en noches iluminadas por la luna,
sólo fijar la mente en senderos
donde transiten miles de fantasmas sin nombre,
sonreír cuando la impunidad se carcajeé,
y saludar al lábaro patrio,
donde el escudo nacional se ha vuelto
un Tzompantli.


Para andar sobre la sangre,
hará falta taponearse oídos y nariz,
para no escuchar los aleteos desesperados
de la Libertad Alada siendo llevada
una casa de prostitución,
ni oler el cuerpo del águila pudriéndose
en medio del desierto,
esperando ser devorada por algún coyote.


Yo no sé qué tanto más haría falta
para caminar sobre la sangre,
pero no estoy dispuesto a hacerlo,
quiero ir por campos salpicados
sólo del rojo de las flores,
y tomar unas para llevarlas
a la tumba de mis muertos,
libres al fin,
tanto como yo
de abrazar ésta tierra,
sin miedos,
y sin llantos.

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