martes, enero 06, 2009

Tanto para nada

Y que si no volvemos a ver
las mismas hojas
flotando en el río,
que debería de importar
si al final todo es parte del ciclo,
de la transitoriedad del ser
y del olvido constante.

Sólo contemplaré el amanecer,
y crearé divagaciones
acerca de las nubes
esperando que este delirio termine,
y entonces volveré a nacer
ahora en un arenal
donde las abejas no
aguijoneen mi corazón,
ni el mar iracundo
cabalgue con sus olas
libremente sobre
los espacios abiertos de mi mente.

Quizá sea que espero más
de un dios que de mi mismo
para ponerme de pie
y retomar el camino,
de ahí el anhelo de una resurrección
o del total desprecio
por la memoria antigua...

Y ahora que lo pienso,
puede que todo sea causa de una
Coca-cola un tanto pasada.

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